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Jesucristo

EiRo jueves, 20 de marzo de 2008

Jesucristo era la hostia de guai.
A todo el mundo le gustaba Jesús.
Todo el mundo quería salir por ahí con él.
Cualquier cosa que le apeteciese hacer, la hacía.
Convirtió el agua en vino,
y, si le hubiese dado la gana,
podría haber convertido el trigo en marihuana,
o el azúcar en farlopa,
o las píldoras vitamínicas en anfetas.

Jesucristo caminó sobre las aguas,
Y nadó sobre la tierra.
Contaba aquellas historias raras
Y todos le prestaban atención.
Era la hostia de guai.

Si eras ciego o un pringao,
Sólo tenías que ir junto a Jesús.
Y Él pondría sus manos sobre ti
Y quedarías curado.
Eso es la hostia de guai.

Hubiese podido tocar la guitarra mejor que Hendrix.
Hubiese podido predecir el futuro.
Hubiese preparada la tarta más deliciosa del mundo.
Hubiese metido más goles que Satrústegui.
Hubiese bailado mejor que Barishnikov.
Jesucristo hubiese sido más gracioso que cualquier cómico que se te ocurra.
Jesucristo era la hostia de guai.

Él le dijo a la gente que se comiese su cuerpo y que bebiesen su sangre.
Eso es súper guai.
Jesucristo era la hostia de guai.
Pero entonces algunas personas se pusieron celosas por lo guai que era.
Así que le mataron.
Pero Jesucristo se alzó de entre los muertos.
Se alzó de entre los muertos, se marcó un baile
Y luego ascendió a los cielos.
En serio, tio, eso es TAN guai.
Jesucristo era la hostia de guai.

No me extraña que haya tantos cristianos.

Visto en Vicisitud y sordidez

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